¿Esta usted interesado en nuestra comunidad?
Infórmese acerca del camino en nuestra comunidad. Responderemos con gusto a sus preguntas.
Somos una comunidad internacional compuesta, en estos momentos, por más de 300 matrimonios (600 personas) en 16 países:
El futuro de la sociedad y de la Iglesia se decide en la familia. Por eso necesitamos familias que, con su vida y su impulso, sean capaces de incorporar la fe cristiana a nuestro mundo, de forma integral y adaptada a los tiempos.
Nuestro fundador, el Padre José Kentenich (1885 – 1968) tenía esta perspectiva cuando, en 1942, fundó un tipo de instituto secular de matrimonios católicos en el marco de la Obra de Schoenstatt.
Nuestra comunidad ayuda a los cónyuges a que su alianza matrimonial sea viva y fecunda.
Ayuda a formar familias que permitan que en sus hijos crezcan y se desarrollen libremente personalidades cristianas; familias que, para los suyos y su entorno, sean oasis en los cuales se pueda palpar la fuente de la vida.
El matrimonio como camino de santidad: un sacramento, una realización y una escuela del amor divino.
¡Esta visón se ha hecho realidad! En Europa y en América del Norte y del Sur, numerosos matrimonios siguen a Cristo en nuestra comunidad, como en un «convento moderno».
Nos orientamos en los consejos evangélicos. Nuestro estilo de vida como matrimonio y familia se diferencia, por naturaleza, de los religiosos que viven el celibato. La meta, sin embargo, es la misma: vivir nuestra vocación de forma decidida siguiendo a Cristo por entero.
La alianza de amor original con María es una fuente importante de fuerzas para nuestra vida diaria. Es para nosotros el camino para vivir la alianza de amor mutua y con Cristo en el matrimonio, así como con los hombres que Dios nos ha confiado.
La comunidad, el intercambio permanente y las formas concretas nos ayudan a vivir nuestra visión y nuestra convicción todos los días, construyendo así células vivas del cristianismo en la Iglesia y en la sociedad.
Infórmese acerca del camino en nuestra comunidad. Responderemos con gusto a sus preguntas.
Los matrimonios católicos que se interesen por el Instituto de Familias de Schoenstatt, pueden acudir a alguna familia del Instituto o establecer contacto con nosotros a través de «Contacto«. En aquellos países en los que nuestra comunidad está más representada hay jornadas de información en las que se ofrece una primera información sobre las metas y las tareas de la comunidad.
En esas jornadas se informa también sobre los requisitos para ser admitidos. Nos mueve el ideal matrimonial católico porque aspiramos a ser modelos en el Movimiento de Schoenstatt y en la propia Iglesia. Las relaciones sexuales antes del matrimonio, el adulterio o un aborto son impedimentos para la admisión.
No se trata de ninguna consideración moral, sino que expresan las altas metas que tiene nuestra comunidad. Los matrimonios de nuestra comunidad deben representar de forma íntegra y clara la moral matrimonial católica.
Cuando un matrimonio quiere ser admitido al postulantado, solicita su admisión por escrito, explicando las razones que le han movido a dar ese paso.
Una vez que la dirección les acepta, comienza un tiempo de preparación en el que se conoce la comunidad y a los otros matrimonios que también han sido aceptados («postulantado»). A ello le sigue el «noviciado», que constituye el auténtico período de formación y de crecimiento vital en la comunidad de Instituto. En este tiempo se forma la comunidad de curso. Juntos buscan su centro común en el ideal de curso y se consagran a la Santísima Virgen de Schoenstatt como una nueva y original célula de vida.
Esta consagración es una incorporación al acontecimiento original de Schoenstatt, la Alianza de Amor con María en el Santuario. Juntos avanzan en el proceso de incorporación al espíritu y a las formas del Instituto. Al mismo tiempo, los matrimonios trabajan la concepción del fundador sobre las características y los papeles del varón y de la mujer, del padre y de la madre y la espiritualidad matrimonial según el ideal matrimonial católico como fundamento del camino de santidad matrimonial.
El noviciado termina con la primera consagración contrato y, a partir de ahí, comienza la participación de los miembros del Instituto en sus respectivas regiones.
Antes del «contrato perpetuo» hay dos períodos intensivos de formación: el primer y el segundo «terciado» que sirven para continuar y fortalecer el proceso de educación iniciado en el noviciado: en el crecimiento personal, matrimonial y de la comunidad de curso. Esto ayuda a probar y clarificar la propia vocación.
Nuestro fundador, el Padre José Kentenich, tenía gran sensibilidad para captar las necesidades del tiempo. Ya en los años 30 reconoce la importancia del matrimonio y la familia para la renovación de la sociedad y de la Iglesia. A partir de ese momento surge en él la idea de dar vida a un nuevo tipo de movimiento familiar.
En el campo de concentración de Dachau, en 1942, conoció a pastores evangélicos de la escuela de Bodelschwing. Ahí constató la fuerza que irradiaba de las familias de los pastores protestantes para sus comunidades. A menudo servían de modelo y eran el núcleo portador y animador de la comunidad. En este encuentro nuestro fundador vio una llamada de Dios y llegó al convencimiento de que la Iglesia católica también necesitaba de este tipo de familias. Como respuesta a esta llamada de Dios fundó nuestra comunidad para que, con el tiempo, llegara a ser también el núcleo portador y animador de todo el Movimiento de Familias. En ella veía una comunidad que asumiría la tarea de asegurar el ideal católico del matrimonio y la familia, y vivirlo ejemplarmente en cada época. En el Dr. Fritz Kühr, político social cristiano, encuentra un hombre que hace suyo este anhelo. Así, el 16 de julio de 1942, se funda nuestra comunidad.
En la época de la posguerra se desarrolla en Alemania, en primer lugar, el Movimiento de Familias. En 1962 algunas familias se ponen a disposición para estructurar el Instituto de Familias. En 1968, nuestro fundador confirmó a la primera Dirección General. Con ello, nuestra comunidad alcanza la autonomía dentro de la Obra de Schoenstatt y comienza a extenderse internacionalmente.